Chicos y chicas, en esta entrada no echaré mano del sarcasmo ni haré cabriolas de bufón. Ésta vez me quito la máscara de ese amargo y achispado personaje que os he mostrado hasta ahora. Esta vez no me hace falta divertiros ni divertirme yo. Solo necesito encontrar las palabras adecuadas para expresar todo lo que quise decir con este trabajo. Me costó a la hora de exponerlo y me costará a la hora de escribirlo, espero que fluya como una reflexión, como un susurro del subconsciente. Antes que nada explicar que una
instalación es una estructura, un establecimiento al que hemos convertido en un espacio artístico, es una obra de arte en sí de la cual el espectador que se encuentra dentro forma parte de ella. Ahora os presento mi instalación:
Empatía de Loro Verde
Se trata de un espacio de cuatro paredes, estos serán amplios murales rellenados con dibujos nerviosos e improvisados, es necesario que sean imágenes espontáneas. Convertimos algo algo tan efímero y complicado como lo es el pensamiento en algo sólido, fijo y sintetizado. Despliego todas las cartas, todas la caras, todas esas sombras y luces y las dibujo. Pongo el techo y el suelo de espejo e ilumino la sala con una luz estroboscópica.
El nombre la instalación es "Empatía de Loro Verde", esto es porque quiero que te sientas como yo creo que uno de esos loritos domésticos deben de sentirse en nuestras manos, o simplemente mirándonos hacer. Imagínate tu tan pequeño e impotente, haciendo equilibrios en tu palito ya picoteado por el estrés y el aburrimiento. Alzas la vista y ahí afuera moran los gigantes, con grandes gestos, grandes pasos, grandes sonidos. Entonces te miran esos grandes ojos, ven que estas vivo en ese momento, que existes, se aproximan hacia ti con esas grandes sonrisas y con nuevos sonidos que no sabrías reconocer si tienen algún tipo de código. Quizás te asustas, quizás te dejas observar, quizás sietes curiosidad. Pero tan solo eres un lorito verde doméstico, no importa lo que tú pienses, porque a continuación ya has dejado de existir. Los gigantes se han ido a hacer las cosas que hacen los gigantes, sea lo que sea que hagan y tú puedes seguir siendo un lorito verde, si es que "eres".
Los murales llenos de dibujos, los espejos del techo y el suelo, la luz estroboscópica, son todo medios para meterte dentro de la mente del "gigante". Te encontrarás en un espacio donde tú eres un segundo plano, formarás parte del mural, de los pensamientos del gigante, existirás en ese preciso instante, y cunado salgas, habrás dejado de hacerlo.
Lo que quería reflexionar con todo esto, es la coincidencia, el devenir, el existir. Yo llevo 20 años viva, y tú, compañero, que vas a mi clase, tendrás más o menos los mismos que yo, pero esto me da igual, tú no has existido hasta ahora que te he percibido con mis sentidos. Por eso, tú eres la única pieza que entra y se va de mi mente, la única que no es fija en la composición de esta obra artística, la única que de pronto existe y deja de existir. Los dibujos que existen en las paredes son esas existencias que son necesarias, necesito creer en su constante existencia y otras son las que no consigo olvidar que existen.
Luego está el tema de los espejos. El ser humano es un espejo de todo lo que le rodea, de todas esas existencias parpadeantes y volátiles. Aunque yo quiera que tu existencia sea diminuta, y que además te sientas así dentro de la instalación, lo cierto, es que tu figura se refleja y forma parte del mural, y así algo de ti queda dentro de mi, de lo que soy, pero se mezcla en el ambiente, depende de lo mucho o de lo poco que influya tu existencia en la mía, quedará grabada en los murales.
Esas son fotos, en cuanto me sea posible subiré un vídeo para que veáis el efecto de las luces.
Bueno, esta entrada ya es bastante densa y después de haberla escrito siento una paz y una satisfacción que no sabría explicar. Quizás me hacía falta ponerlo por escrito. Os dejo chicos, he de continuar con la actualización. Saludines.
Natalia Velarde